De azules y libros

SUCEDE... QUERER HABLAR CON LOS LABIOS CERRADOS; TANTOS COLORES IGUALES EN LAS CABEZAS DE TANTA GENTE DISTINTA... POR DONDE PASA UNA PERSONA PASA SU NOVELA... LIBROS LLENOS DE AZULES, DE AZULES Y DE LIBROS...

miércoles, febrero 09, 2005

Volviendo a no decir nada

Teclear es lo único que queda, teclear en un teclado que no tiene ni acentos ni "egnes"
Aquí, tras pasar toda la noche en la calle, teniendo un examen mañana y unas amigas a las que me comería con patatas fritas.
No sé, a veces pienso que me complico demasiado la vida, que me da por pensar, pensar y darle una vuelta más antes de decidir no darle más vueltas a los pespuntes que cosen las camisetas.
Pero aquí estoy, confesándome, asumiendo que no me gusta el cariz que va tomando esto, que a veces me torturo, que a veces puede ser demasiada pretensión.
Sin ton ni son, mirando como por la ventana el cielo se va haciendo cada vez más rojo, más gris.
Si pudiera volver atrás quizás no hubiera hecho algunas cosas, historias que ahora me hacen perder la perspectiva y no tengo por donde coger a los míos.
Es sorprendente vivir así, teniendo que amoldarme a lo que mis días quieren de mi, y digo amoldarme porque me refiero a que como dice Bea es cierto que todos tenemos algo que aprender en Torino, pero no puedes imaginarte como caminarán las cosas hasta que no las tengas justo encima de tus manos como agua con la que lavarte la cara, agua que "se te escapa de las manos".
Historias, momentos y sueños, todo mi amor, tanto tanto que a veces me enfermo.
Si tuviera que guardar todos mis recuerdos en una caja no quiero ni imaginar el tamaño.
Me pasa que escucho y camino. Camino callada, otras, cruzo el río, voy a casa de Ámina y las niñas y suele hacer frío a ciertas horas, pero no voy a hablar del tiempo, no esta vez, basta con llevar un buen gorro de lana y unas manoplas.
Otras me quedo en el sofá de Bea y Dani, espiando por la ventana la aguja de la Mole y pensando todo lo que ha visto. Ahora la miro y soy capaz de intuir a la gente en la terraza, se están asomando y haciendo fotos, tal vez jugando a buscar su casa por las calles de esta ciudad.
Estoy triste es cierto pero me siento egoísta al quejarme, ellas existen y ya es bastante.
No se como acabara todo esto, es violento sentir mis manos distintas a las de hace a penas ¿una semana? dios, dos semanas ya.
Mi boca no es la misma que pedía las canciones a la guitarra, mi cara a veces... a veces vuelve a ser demasiada pretensión.
Sólo eso, un montón de letras para volver a no decir nada.

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