De azules y libros

SUCEDE... QUERER HABLAR CON LOS LABIOS CERRADOS; TANTOS COLORES IGUALES EN LAS CABEZAS DE TANTA GENTE DISTINTA... POR DONDE PASA UNA PERSONA PASA SU NOVELA... LIBROS LLENOS DE AZULES, DE AZULES Y DE LIBROS...

martes, noviembre 18, 2008

Ay -sonrísa y suspiro-.

Que buena la catarsis.Después de un día agotador, subjetivamente agotador ya que, bueno, como dirían los presocráticos todo depende del cristal con que se mire, y Benedetti "con el dolor" con que se mire, el día de ayer me extenuó por cuestiones a las que hoy les he visto una solución clara, o al menos, las he visto desde otro lugar diferente al de la angustia que siempre es propia y por tanto subjetiva.Veo una alternativa para reconducir uno de los talleres que llevo y que últimamente se presentaba como imposible, por la problemática y la peculiaridad del grupo, por una parte, y por otra he tomado la decisión de faltar a clase para ponerme al día con un trabajo.Así que al llegar a casa a las 9 de la noche, después de un día de clase que comenzó a las 10 de la mañana, he decidido ponerme un rato a escribir. Un lujo que me permito.Es muy grande permitirse lujos, el jueves iré a ver a Leo y a Luz, que crecen a pasaos de gigantes y no quiero permanecer ajena ni a la biología ni a la simbología de sus hitos.Risas con los compañeros a la hora de la comida en la facultad, un increíble atardecer en Cartuja a la hora del descanso, unos casos clínicos desde el psicoanálisis y la promoción de ADERES en el master han conseguido hacerme llegar a casa llena de energía. Ay -sonrisa y suspiro-.Besos a todos y mucho amor.

Etiquetas:

lunes, noviembre 17, 2008

Anacrónicos

Botellón en el pueblo, las mejores conversaciones de mi vida junto con historias varias de esas de miradas y copas a medias y primeros acercamientos, acercamientos no sólo al otro sexo sino a la vida adulta, o semi (siempre semi) adulta, algo que sitúo entre COU y 1º de Carrera, válgame una presunción de madurez tan temprana.Ellos apenas tenían unos 15 años, todo lo invadían y lo gritaban. Sin abrigo a pesar del riesgo de congelación, sin abrigo porque sino, no se ve el modelito ni se notan los cuellos por fuera del jersey ni la marca de la camiseta, si la hubiera.Éramos los más viejos, estábamos como recortados y pegados en un escenario que hacía ya años que habría dejado de correspondernos.Nos sentamos en un banco mientras escuchábamos la conversación de la pandilla de atrás, unos chavales que acababan de entrar al Instituto (y eso no sería en principio sorprendente excepto por la circunstancia de que ahora los niños entran dos años más jóvenes al Instituto y se adscriben con mayor precocidad a los hábitos de sus congéneres veteranos).Unas niñas se preocupaban de que su amigo no siguiera bebiendo y lo alertaban al grito de "Manolo, no bebas más" pero él seguía y seguía posiblemente porque su masa corporal requería de una mayor ingesta alcohólica para conseguir los efectos esperados.Manolo, reforzado más que en toda su vida por esas niñas gritonas que lo recorrían, andaba, se perdía, volvía, retrocedía con todo su harén detrás y siendo el protagonista de las teorías incipientes sobre el alcoholismo y los límites del vómito que tenían sus pubérticos amigos mientras, otra vez sonaba de fondo esa voz desagradable "Manolo, que no bebas más".Mientras pasaba todo esto y se me helaban los pies, un amigo de Manolo se nos acercó al banco y nos dijo "perdonad, vamos a irnos ya, así que os dejamos esto por si queréis echaros algo" -a mi todo me parecía surrealista, me sentí fuera de contexto en algo que se supone que inició mi generación, es a eso a lo que se refieren cuando dicen "anacrónico " no?-Así que cuando llegaron los demás les contamos toda la historia mientras continuamos hablando de nuestra historia personal como estrenados abuelos cebolletas antes de meternos en el coche y huir del frío hasta llegar al bar.

Etiquetas: