
El tiempo es extraño y circular.
Hoy, hemos vuelto de Milán donde se ha extinguido el sol entre gente vestida de Armani y las fábricas de la periferia.
Hemos vuelto de Milán, todas menos Julia que vuelve a Tenerife mientras miramos a Mercedes.
Hemos recogido a Ámina que volvía del viaje de su vida en Finlandia.
Hace unos días que vinieron a verme desde España, y qué puedo decir, sólo que Julieta Venegas no pudo contarlo mejor.
Experiencias extrañas e intensas, y estos dos meses a vivirlos hasta el final.
La ciudad vacía, la ciudad que puede ser otra se va llenando de gente, Anxo sigue en Galixia, Edu y Diego en Eslovenia-Croacia, y nosotros recién arrivados de la Toscana, de dormir en el columpio de un parque, compartir la birra con lo mejor de Siena, pedirle a los carabinieri una foto con nosotros, ver la torre inclinada de Pisa, la preciosa Florencia, y la guinda durmiendo en la playa del gigante de Monterroso, una de las Cinque Terre.
Todo pasa, todo da vueltas, todo se mezcla en historias extrañas y tampoco tanto, pero que le vamos a hacer, aquí todo es intenso, todo a flor de piel, y la sensación de que se va terminando me hace sentir como una niña pequeña que no quiere hablara de ello, como cuando un bebe se tapa la cara y piensa que ya no lo estas viendo, en el fondo pienso que si no hablamos de ello no pasará.
Volver, las ganas de restar aquí o retornare, la, fuuuu, todo gira gira gira como la canción de Macaco.
Besos desde las espaldas de la Mole y los Alpes.
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